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martes, 26 de abril de 2011

ORACIÓN POR LOS SACERDOTES

UNA ORACIÓN POR TI

En este día voy a orar a Dios por ti, Amigo sacerdote.                                  
 A ese Dios al que me has sabido conducir con tu mano   y ahora que te conozco también,    le hablaré de ti diciendo:
Señor te alabo y te bendigo  por tu amor y tu misericordia. 
Por ser mi Padre, mi luz,  mi salvación.     
Te doy gracias especialmente por los hombres a quienes amas primeramente entre toda la creación.                            
 Y en este día quiero hablarte, de un hombre en especial: mi amigo el Sacerdote”.
Señor, él me ha hablado de tu gran amor, de ese amor que no es sólo una palabra, sino también un sentimiento que se ha convertido en su vida   y en su mayor felicidad.
Quiero hablarte de mi amigo Sacerdote, que antes de serlo, era otro como yo:                         un amado que no te amaba,   un amigo que no te hablaba,  un hijo que no te escuchaba,            un hombre que no te sentía.
Pero cuando te empezó a sentir,  a hablar, a amar, se consagró a ti y    te entregó la vida que le habías dado para que hicieras de ella, un instrumento de tu amor.
Señor, hoy te quiero hablar de  mi amigo Sacerdote porque él como yo, también sufre,           se siente a veces solo,  triste, ignorado, árido, débil y frágil. 
Porque en su condición humana también tropieza y cae. Porque en su camino de rosas,     también existen espinas.   
También deseo hablarte de  mi amigo Sacerdote que ríe y canta,   que sueña, que es feliz y hace felices      a los que lo rodean.  Que ama y juega, que ora y habla de ti.
Quiero además, pedirte por él,  para que lo acompañes vivamente   en sus horas más difíciles: en aquellas en que su carga deja  de ser ligera y la cruz  parece irresistiblemente pesada.
Te pido paras que le des fuerzas en su misión evangelizadora, para que ilumines su mente y enciendas su corazón en un amor ferviente, dispuesto siempre a servirte.
Y que sus palabras se conviertan en semilla fecunda, cuyos frutos sean su mayor gozo y símbolo de gratitud, porque en ellos ven reflejadas tus manos y tu amor.
Señor, en este día quiero hablarte  de mi amigo Sacerdote, protégelo y bendícelo siempre       con la gracia de tenerle a mi lado, porque de su mano estamos  recorriendo juntos el camino   que nos llevará a ti.
Gracias Señor, por mi AMIGO SACERDOTE