La creación como un acto de amor divino es una idea central en muchas tradiciones religiosas y filosóficas. Por tanto la creación se entiende no solo como un evento, sino como el resultado de una voluntad amorosa. Se considera que Dios, al crear el mundo, lo hizo con un propósito: dar vida, belleza y orden al caos.
Por eso en la narrativa bíblica del Génesis, cada acto de creación se concluye con la frase "Y vio Dios que era bueno". Esto sugiere que la creación no solo es buena en sí misma, sino que también refleja la naturaleza amorosa de su Creador.
En definitiva la idea de que el mundo fue creado por amor implica que hay una relación intrínseca entre el Creador y su creación. Cada ser creado es visto como un reflejo del amor divino, lo que invita a las personas a reconocer la dignidad y el valor de todas las creaturas. Seminarista Hérminson Maldonado Ortiz. Beneficiario de la Fundación Padre Jaime, Seminario El Buen Pastor, Ocaña, Norte de Santander.