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lunes, 31 de enero de 2022

El testimonio del Padre Jaime sobre Don Bosco

 


Apreciada Fundación Padre Jaime, reciban un fraternal saludo, en nombre de la comunidad del Teologado San Juan de la Cruz, de la Orden de Carmelitas Descalzos; les manifestamos nuestro saludo de felicitación en la fiesta de San Juan Bosco. Que el Señor los acompañe y bendiga en la labor que desempeñan. Cuentan siempre con nuestra oración y cercanía. Con cariño, Orden de Carmelitas Descalzos, Provincia de Santa Teresita del Niño Jesús, Bogotá, D.C.,  Colombia.

Dialogar para formarse sacerdotalmente


Reciban un fraterno saludo, quiero agradecerles por el envío del boletín Diálogo, que contribuye a mi formación sacerdotal. 

Aprovecho para enviarles mi fraterno saludo en la fiesta de Don Bosco, unido a mis mejores deseos de bienestar y mis oraciones por ustedes.  Con cariño,   Fray Daniel Macías, ocd, Bogotá, D.C., Colombia. 

Boletín Diálogo


Apreciada Fundación  Padre Jaime reciban un cordial saludo. Agradezco por compartir la sexta edición del boletín Diálogo, con estos temas que son de gran provecho para mi crecimiento espiritual y formativo. 

Así celebro con toda la Familia Salesiana el día de San Juan Bosco, este santo amigo de los jóvenes que nos enseña a amar a María y a ver en todos la presencia de Dios. Dios los bendiga.  Fray Yeison Campo ocd, Bogotá, D.C., Colombia.

El Padre Jaime es de todos

Escribir estas líneas, en donde recordaré la memoria y la misión de un sacerdote que no sólo fue padre, sino que fue lo que el Papa Francisco llamaría: un pastor con olor a oveja. Sí, porque como fue un padre, como dice la presentación del libro “el Padre Jaime era nuestro, era de todos”. El hecho que se diga que fue de todos no es otra cosa que hacer notar que uno es de todos cuando está en pleno contacto con aquel que es Todo, y eso fue, en resumen, la vida del Padre Jaime. En palabras de San Juan de la Cruz, el Padre Jaime “se entregó del todo al Todo”.


Podríamos seguir resaltando aquellas virtudes que sólo un santo las tiene, pero me quedo con la certeza que Dios actuó verdaderamente en el Padre Jaime, pero lo más importantes fue que el Padre Jaime dejó actuar a Dios en medio de su vida. Una vida que se llena de Dios, que se inunda de Él no hace otra cosa que contagiar a ese mismo Dios, y eso fue el Padre Jaime, un transmisor de ese amor divino. Quiero finalizar haciendo mías las palabras de la oración que dirigió cuando llegaron las reliquias de Don Bosco, pero esta vez dirigidas al mismo Padre Jaime: “Querido Padre Jaime: te queremos pedir que creas en nosotros para que seamos santos, que seamos parte de la historia, creyendo en Él, sin debilitarlo, sin empobrecerlo, enriquecidos con tu testimonio de vida y de entrega generosa”. Fray. Reynaldo de Jesús Tello Rossel ocd., Bogotá, D.C., Colombia. 

Caridad con los enfermos

Esta pequeña reflexión la realizo sobre la dimensión eucarística del P. Jaime y su caridad hacia los enfermos.

Ante el Santísimo Sacramento el P. Jaime exponía diversas necesidades. “Ya le pedí a Nuestro Señor”, decía luego de rezar en silencio poniendo la mano sobre el Sagrario en la capilla frente  a su oficina. Hizo de la oración con Jesús Eucaristía un trato de amistad con quien sabemos nos  ama, como enseña Sta. Teresa de Jesús. Al Amigo por excelencia le hablaba y escuchaba. Enseñó  el P. Jaime que es vital creer en la presencia de Cristo en la Eucaristía. Celebrar la Eucaristía hizo  parte de su estilo de vida; ocupaba un lugar privilegiado e indispensable en su día a día. No  concebía su vida sin la Eucaristía.


Hacia los enfermos mostró amor y cercanía. Su sexto año de sacerdocio lo vivió en el leprosorio  de Agua de Dios. Allí se encontró con enfermos de lepra que lograron transformar su dolor en  amor redentor del mundo para unirlo a la Pasión de Cristo. En Agua Dios el P. Jaime, asistido  por la fuerza del Espíritu Santo, logró convocar a muchos en el ofertorio del sufrimiento y de la  esperanza. Ayudó a que los enfermos experimentaran la cercanía de Jesús, a que nunca se sintieran abandonados por Dios y a reconocerlo a Él sanando, consolando y fortaleciendo.

El P. Jaime tenía el don de infundir esperanza al enfermo que desfallecía. Le recordaba que la  vida es el don más precioso que tenemos de Dios. También, que Dios nos ha encomendado una  misión en la tierra; invitaba a los enfermos a confiar en Dios y a comprender la enfermedad como  un camino de resurrección. El P. Jaime acompañó, aconsejó y animó a muchos enfermos  experimentando en su propio cuerpo el dolor y el desanimó que causa la enfermedad. En su último periodo de enfermedad hizo de la gratitud una respuesta a la bondad de tantos; vivió aquello de  que la gratitud es la memoria del corazón. Fray Julián David Reyes López ocd, Bogotá, D.C., Colombia.

¡Viva Don Bosco!

 Buena Fiesta de Don Bosco.       


Al escuchar a PAPA Francisco, recordé a nuestro querido  Padre Jaime. Cuando él nos habla  de Don Bosco, Padre y Maestro de muchos jóvenes... Y hoy la Fundación Padre Jaime,  al encuentro de jóvenes seminaristas y sacerdotes para la Iglesia... ¡Qué linda labor! Hoy en la Misa pediré por todo el equipo de la Fundación  que está al servicio de las vocaciones sacerdotales. Ya en mi misión. Bendiciones. Con cariño,
Sor Aida Roncal, FMA, Damasco, Siria.