Teniendo un acercamiento a la vida del P.
Jaime Rodríguez SDB, en el libro "La
razón de su vida", se puede destacar un itinerario de configuración con Dios,
que con su labor educativa, espiritual y pastoral permite vislumbrar la figura
de Dios. Asimismo se convierte en una motivación para muchos seminaristas y
sacerdotes y un modelo de vida por su trabajo incansable.
Haciendo la
lectura de la vida del P. Jaime y teniendo un acercamiento al Capítulo 21 de
las Constituciones Salesianas que reza de la siguiente manera: “El Señor nos ha dado a Don Bosco como padre
y maestro. Lo estudiamos e imitamos admirando en él una espléndida armonía
entre naturaleza y gracia. Profundamente humano y rico en las virtudes de su
pueblo, estaba abierto a las realidades terrenas; profundamente hombre de Dios
y lleno de los dones del Espíritu Santo, vivía como si viera al Invisible. Ambos
aspectos se fusionaron en un proyecto de vida fuertemente unitario: el servicio
a los jóvenes. Lo realizó con firmeza y constancia, entre obstáculos y fatigas,
con la sensibilidad de un corazón generoso: No dio paso, ni pronunció palabra,
ni acometió empresa que no tuviera por objeto la salvación de la juventud. Lo
único que realmente le interesó fueron las almas”, se puede decir que en el
P. Jaime Rodríguez se puede observar estos mismos aspectos, un hombre profundamente
humano, que entregó su vida en la labor apostólica en buscar para los jóvenes
una casa, patio, escuela, parroquia, es decir, un lugar de encuentro donde la
familiaridad, el afecto y el amor sea el centro de encuentro. También es un
hombre de Dios, porque su vida se convirtió talmente en oración, todo lo que
hacía era oración.
Su vida se
convierte en un sentimiento de una comunidad que unidos entorno a Cristo,
quieren hacer de este mundo de hoy un mundo de oportunidades, donde entorno a
Jesús se pueda vislumbrar nuevas oportunidades. El P.Jaime sigue brillando y
viviendo en nuestros corazones, en el ideal de cada persona y de aquellos que
queremos ser sacerdotes al estilo de Don Bosco. Gracias P.
Jaime y a la Fundación que lleva su nombre, porque con su labor apostólica sigue mostrando
el rostro de Cristo y de Don Bosco que en estas nuevas generaciones es posible, un estilo de espiritualidad. Diácono Óscar José Holguín SDB., Inspectoría San Luis Beltrán, Colombia.
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