Agradezco a Dios el haber tenido el honor de tener en mi vida desde qué nací al Padre Jaime. Me bautizó, me casó y sobre todo sus enseñanzas no solo como familia sino como Sacerdote y el gran apoyo que le brindó a nuestra madre a quien despidió en su lecho de muerte y su entierro, como a mis hermanos, mi marido y toda la familia.
Hoy más qué nunca no solo le recordamos sino que le echamos en falta en estos momentos difíciles que estamos pasando en el mundo entero. Nos hace falta su compañía, sus palabras de aliento y sus oraciones. Un abrazo grande para ti y para todos los que fuimos parte de su vida y seguimos sus enseñanzas recordándole con cariño y afecto. Marcela Álvarez Rodríguez, España.
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